Durante los últimos años hemos sido testigos de los cambios y de la velocidad con que éstos se presentan en el mercado, lo que nos lleva a planear el futuro a corto, mediano y a largo plazo, para lo cual, se deben definir las Estrategias y elaborar la Planeación Financiera, de tal forma que se cuente con las herramientas adecuadas para la correcta y oportuna toma de decisiones.
La Estrategia y el Plan Financiero debe contener metas y prioridades bajo escenarios malos, buenos y muy buenos.
Para el monitoreo y/o seguimiento del plan, las compañías deben centrar su atención entre otros, en los siguientes ejes:
– Liquidez y solvencia
– Rentabilidad
– Generación de Valor
Cada eje, nos referimos a la liquidez, la rentabilidad y la generación de valor, debe ser cuidadosamente analizado con base en una Política Financiera definida, teniendo en cuenta que las decisiones que se tomen afectaran los resultados económicos de la empresa.
Muchas veces se piensa que una empresa es muy “buena” por el crecimiento que tiene año tras año, sin embargo, sobre esta apreciación, no se considera que estas empresas podrían tener problemas de liquidez y de rentabilidad, lo cual las coloca en dificultades financieras, es decir, podrían estar sacrificando utilidades y en otros casos incrementando en forma significativa su deuda, exponiéndose al riesgo de quiebra o de entrar a un proceso de insolvencia.
Una buena Planeación Financiera que cuantifique la Estrategia y las restricciones que se pudieran presentar en la mayoría de los casos permitirá la generación de valor para los accionistas, la perdurabilidad de la empresa y por ende el beneficio para la economía regional y nacional.
La “Gimnasia Financiera” no es suficiente…